viernes, 28 de septiembre de 2012

ENSAYO SOBRE EDUCACION


ENSAYO SOBRE EDUCACIÓN

La presencia del maestro en el salón de clases como modelo de valores.
A medida que transcurre el tiempo  la EDUCACIÓN se mantiene vigente en todos los ámbitos de la vida  de las personas,  a través de las diferentes etapas del desarrollo  de las mismas. De forma especial, el Docente; agente de cambio del proceso de enseñanza-aprendizaje, provoca conductas en los educandos que se verán reflejadas en el comportamiento de éstos, a posteriori. El aprendizaje significativo se logra por medio de la actitud, empatía, conocimientos y la técnica usada para impartir la materia en cuestión.
Las instituciones educativas tienen un aporte especial en el desempeño efectivo y afectivo  en el trabajo de los maestros,  a medida que proporcionen un lugar adecuado para trabajar y  un clima organizacional  idóneo, se pueden lograr los objetivos deseados, pues éstos (clima y espacio )funcionan como fuentes de motivación  .
A través de los diferentes autores que he tenido la oportunidad de revisar en mi carrera como Psicóloga Educativa,  aunada a la experiencia laboral  en estos años y con la observación directa  de las escuelas y maestros que estuvieron cerca de mis hijos y sobrinos, así como de las propias vivencias, me doy cuenta de la importancia de la presencia  de los docentes en el salón de clases, puesto que no solo se  imparte la materia en cuestión y  no es lo único que logra captar o aprender el alumno, sino que en forma inconsciente, se logra un aprendizaje significativo por el modelo a seguir que representa para los educandos  el maestro, esto se logra a través de la empatía que surge entre los alumnos y el maestro, ( en términos coloquiales- que tan bien me cae el maestro, la técnica que usa para impartir su materia …) y sobre todo el compartir las experiencias laborales y personales que  refuerzan en gran medida la enseñanza que se otorga a los alumnos; comunicación lograda en forma directa en el salón de clases.
En este trabajo me referiré únicamente a los maestros  como agentes de cambio en las actitudes y aptitudes, formadores  de la personalidad del individuo, a través de la experiencia y de los valores positivos que  transmiten a los estudiantes.
Palabras clave: estudiantes, maestros, valores, escuela, modelos, aprendizaje
Desde el  jardín de niños se recordará  a alguna maestra  no solo  porque nos enseñó las vocales    sino porque  pasó algo especial ,divertido  a la vez interesante y queríamos ser  de grandes como ella.
En la escuela primaria pasó algo parecido con algún maestro o maestra con el que nos llevamos bien o tal vez la forma que tuvo de enseñarnos matemáticas, o con el de educación física, o la de español, tenemos el recuerdo con cariño de ese profesor lo admiramos y reconocemos su trabajo  esfuerzo por  su materia interesante con su actitud y cercanía hacia sus alumnos.
Recuerdos se tienen también de los maestros de la escuela secundaria a la que asistimos y a esta edad teníamos más oportunidad de platicar y preguntar acerca de asuntos  personales, dudas y consejos que en ocasiones no se pedían en casa con la familia, de allí que la materia nos interesara un poco más por la relación más cercana que se tenía con los profesores, una vez más aprendizajes intrínsecos.
En la preparatoria muchos Maestros  influenciaron nuestra vida y valores, sin embargo existen los que son determinantes  debido a  su forma de ser, de hablar, sus  conocimientos, seriedad, seguridad, hasta su estilo al decir alguna broma y la cercanía que tuvo con el grupo, que decir de la empatía, todo era interesante y sorprendente  y por alguno de ellos elegimos la carrera que posteriormente estudiamos, queríamos ser como ellos, modelos  a seguir para nosotros, jóvenes estudiantes.
Cuando se  llega a  la Universidad todo cambia, el  trato con los Maestros es  distinto, más cercano, otro nivel, más impactante y cuando nos comenzaron a decir de su experiencia personal y laboral surge la necesidad de saber más tanto de la materia como del profesor pues sabemos que esa parte iba a ser imprescindible para nuestro  desarrollo profesional, pasaron muchos maestros y cada uno dejó su huella latente en nuestra  personalidad y de cada uno de ellos tomamos algo especial de su experiencia laboral, de su forma de ser  y de las actitudes que tenían hacia el grupo.
A medida que se siga estudiando en los diferentes niveles educativos,   especialidad, diplomado, maestría o doctorado, considero que seguirán los maestros influenciando nuestra vida, sentimientos, conocimientos y lineamientos en el futuro.
Podría  mencionar más ejemplos  de las personas que están más cercanas a mí,  más considero que lo anteriormente dicho reafirmado por los autores que presento será suficiente para dar veracidad a la información vertida en el presente ensayo.

La formación en valores es un tema que ha reclamado la atención de los especialistas en educación en los últimos años. Ante un deterioro generalizado de múltiples comportamientos que se observan a todos los niveles de la sociedad:  se ha cuestionado hasta dónde corresponde a la escuela y a los proyectos curriculares impulsar con mayor fuerza la formación en valores.
 En este ensayo se examina cómo se ha abordado esta temática en el pensamiento histórico de la didáctica; al mismo tiempo se analiza cómo la formación en valores más que responder a un tema cognitivo, se encuentra vinculado a la dinámica de los afectos y no sólo requiere del conocimiento racional de los principios y normas, sino que se necesita fincar en las actitudes.
La formación en valores constituye uno de los temas que ha llamado la atención en las últimas décadas en el debate educativo. Esto es el resultado de la toma de conciencia por parte de la sociedad y de los mismos responsables de la política educativa de una crisis de valores en el seno de la sociedad. La transmisión tradicional de valores de la generación adulta a la joven, reconocida por Durkheim1 y que la “escuela podía relativamente armonizar dentro de sus muros” (1976, p. 98)
 La formación en valores en el salón de clase es tan importante cuanto a la de los demás contenidos. Sin embargo a diferencia de estos, presenta una problemática particular y distinta toda vez que se realiza no solamente de manera explícita sino también implícita a través del curriculum oculto,moral, etica y valores y de las historias de vida que ponen en  juego maestros y alumnos en su interacción cotidiana.
El concepto de educación que caracteriza al sistema escolar en las sociedades modernas engloba igualmente la transmisión de conocimientos y la formación de hábitos, habilidades y valores. Hablar del proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores en general y de los valores morales en particular en el sistema formal debería ser, por lo tanto, una actividad que merecería el mismo tratamiento que los demás contenidos, en lo que se refiere a sus perspectivas teóricas, a su conceptualización y sus consecuencias prácticas.
En primer lugar, es necesario llamar la atención para los posibles sentidos y usos que son dados a los términos ética y moral ya que es frecuente encontrarlos como sinónimos1. Para algunos autores como Foucault2, la ética supone la moral en la medida en que el sentido de la relación consigo mismo tiene como fin para el sujeto ético contribuir a la armonía social. También Savater,3 aunque diferencia a ambas, utiliza el término ética englobando la moral. Sin embargo, según el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, en el sentido estrictamente moderno, se refieren a realidades distintas: «la ética es el estudio filosófico de la moral y ésta es el conjunto de normas, aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta individual y social de los hombres.
 Desde esta perspectiva consideramos como valor aquellas cualidades o características de las cosas, de las acciones, de los procesos, de los sentimientos o de las ideas atribuidas y preferidas, seleccionadas o elegidas de manera libre, consciente o no,11 por el individuo o por los grupos sociales y que sirven para orientar sus decisiones, comportamientos, acciones y sentimientos en la satisfacción de determinadas necesidades,12 con miras a garantizar su reproducción.
Por lo mismo, cualesquiera que sean los contenidos de los valores que transmite la escuela se derivan y están íntimamente relacionados con los ideales o con las significaciones imaginarias que cada grupo o sociedad elabora históricamente, tanto de sí misma y de sus integrantes, como de lo que espera de ambos con miras a garantizar, a partir de su reproducción, un futuro común. En consecuencia los valores que forma la escuela no son neutros, ya que en una sociedad atravesada por las contradicciones de clase los fines, principios y métodos definidos para la educación, tienen matices ideológicos y son también expresión de las disputas entre los intereses políticos de los distintos sectores sociales.13
 Por último, en términos operativos es necesario considerar que los valores que se forman en el ámbito escolar se refieren a las múltiples esferas de la conciencia como son: la del conocimiento, la instrumental,15 la esfera de lo personal, la de la convivencia social privada, la esfera de convivencia social pública y la esfera de lo político,16 y que se expresan y pueden ser racionalmente verificadas y controladas a través de las motivaciones y de las actitudes interactivas de los alumnos. El concepto de educación manejado en esta experiencia  es: ―(…)  proceso mediante el cual se pretenden desarrollar todas las potencialidades del individuo para aprender a vivir en armonía, primero consigo mismo, después con los demás y luego con la naturaleza. (Beristain H. J., 2004: 22).
Referencias bibliogáficas:
© Universidad de la Sabana
© María Adela Tamés García
ISBN: 958-12-0108-4
Primera edición: Bogotá 1991

La educación en valores Avatares del currículum formal, oculto y los temas transversales
Autores: Angel Díaz BarrigaLocalización: REDIE: Revista Electrónica de Investigación Educativa, ISSN-e 1607-4041, Vol. 8, Nº. 1, 2006

 Los valores y la moral en la escuela*
Guadalupe Teresinha Bertussi**


·         El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir.

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